viernes, 7 de marzo de 2014

Mi "mal de Àfrica"

Iba a llamar a este post, "los días perfectos de Dakar". El título se me ocurrió al acabar ese día en el que fuimos juntos a la isla de Ngor y todo fue magnífico y sencillo, desde que quedamos en la galería de arte de vuestro amigo, hasta el momento en el que, ya caída la tarde y lejos vosotros,  ese vendedor insistió en no cobrarme la botella de agua. "No tengo cambio" me dijo "puedes llevarte la botella y ya me la pagarás en otro momento" "pero yo vivo lejos y no vengo mucho por aquí" le contesté, "c'est pas grave". 

Y me fui con la botella en la mano, pensando que esa era la clase de cosas que nunca podrían ocurrir en el lugar del que venía. Y me fui pensando que era feliz aquí, y sintiendo de nuevo, que ese día que acababa había sido uno más de mis "días perfectos de Dakar". Tan perfecto e irreal cómo la más elaborada de mis fantasías. Y ese sentimiento de no querer partir et le désir de rester ici, me hicieron pensar si no estaría ya entrando en la primera fase de esa suerte de melancolía que sufren muchas de las personas que visitan este continente de regreso a sus países, llamado "Mal de África".
 
Todavía estaba aquí, y sin embargo ya estaba echando de menos mi vida en Senegal. El término "Mal de Àfrica" era muy familiar para mí debido a una canción de Franco Battiato que  mis padres solían escuchar en casa cuando yo era pequeña. Qué lejos estaba yo en esa época de saber que algún día yo podría sufrirlo. La canción habla de una manera metafórica del concepto de "añoranza" de una parte de la vida del cantante: "era como un mal de Africa" canta, haciendo referencia a las pequeñas cosas cotidianas y simples de su infancia.


El Mal de Àfrica es una suerte de meláncolía y  "saudade" que te atrapa y se agarra a algún rincón de tu alma una vez de regreso a tú país, acompañado del insistente deseo de volver a este continente para continuar conociéndolo. No es una enfermedad, es un verdadero sentimiento, una especie de enganche emocional que te ata a la manera de vivir africana para siempre, y que hace que la eches de menos de forma recurrente.

 ¿Por qué ocurre esto? la explicación podemos intuirla de la boca de las personas que han venido aquí. Sólo oyéndoles contar su experiencia podemos entender ese deseo a veces incomprendido, de regresar.  He perdido la cuenta de la cantidad de personas que he conocido que han vuelto una y otra vez después de su primera visita a Senegal, hasta que se han establecido aquí.  Personas que vienen de vacaciones a veces, o con un programa de voluntariado, y repiten cada verano quedándose cada vez más y más tiempo.

Para mí la respuesta más clara es que venir a Àfrica supone en muchos casos, transformar tu manera de ver  y entender el mundo, y también tus valores. África despierta una parte de tí que estaba dormida. Hay gente que movida por el desconocimiento y los prejuicios, tienen miedo de visitar este continente, pero el único riesgo real cuando decides pisar África, es el de no ser el mismo a tu regreso.

Cada uno tendrá sus razones para querer volver, para mí son "los días perfectos de Dakar" los que hace que ya esté echando de menos este país, mucho antes de haberlo abandonado. Son días dónde todo ocurre contigo sin que tú intervengas en nada de lo ocurrido. Días dónde la energía del país te lleva de un lado a otro de puntillas. Días dónde no buscas nada y lo encuentras todo. O quizás sea la manera tranquila de caminar de sus gentes, no sé, o algo mucho más ancestral, algo intangible que no podemos entender, pero sí sentir.





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