jueves, 24 de octubre de 2013

Cuestión de "tiempo"

El amarillo y el violeta, detalles africanos estampados, el verde de la palmera y hormigas cruzando la pantalla del ordenador, fugazmente tú, mi mano girando el grifo, cuatro cerraduras, dos vuelta de llave, la sonrisa de esa niña. Eso es todo lo que ahora puedo ver cuando cierro mis ojos.
El bamboleo de las olas del mar, lo baches de la carretera sin asfaltar, su mano en mi espalda dirigiendo mis pasos, el ritmo, mis pies abriéndose camino entre la arena, la humedad en todas sus formas, la falta de agua en mi cuerpo. Eso es todo lo que siento ahora cuando cierro mis ojos.
Mi sudor y el de los otros, el incienso que sube hasta mi ventana, las ruedas quemadas, el perfume del insecticida, el café de la mañana y el té de la tarde. Eso es todo lo que puedo oler ahora cuando cierro mis ojos.
El canto del gallo, el ventilador encendido, los rezos de la una, el sabar de la radio, un idioma que no conozco, “Incha allah!.  Eso es todo lo que puedo oír ahora cuando cierro mis ojos.

El resto del tiempo es para recordar el pasado y adivinar el futuro.  Siento como si me hubieran regalado al entrar en este continente tres horas más cada día. Durante el primer mes cada vez que miraba el reloj pensaba, “¿todavía son…? ¡No puede ser! He hecho y pensado tantas cosas hoy…” Y es que el tiempo es algo totalmente distinto a lo que hemos aprendido cuando dejamos de estar pendiente de él y de todas aquellas cosas que nos lo recuerdan.  Esta cadencia en el devenir del tiempo se manifiesta en la manera de vivir de los senegaleses y yo lo sentí nada más salir del aeropuerto, pues ya desde el primer momento intuí la quietud y pasibilidad que caracterizan este lugar. Me habían dicho que Dakar era una capital dificil y egoísta, que nada tenía que ver con el resto de Senegal. Nada más lejos de la realidad según mi experiencia. Un paseo por cualquiera de sus barrios, a excepción quizás del bullicioso centro, para comprobar que la gente aquí avanza con paso tranquilo. “María, andas muy rápido” me dijo Marie la primera vez que caminamos juntas. “Perdona, es que tengo el chip europeo todavía Marie, en España casi siempre vamos con prisa, siempre tenemos ganas de acabar “esto” para empezar con lo “otro”, porque el problema es que no tenemos tiempo para todo lo que hemos proyectado hacer ese día, te acuestas cada noche sintiendo que has dejado cosas por hacer” 

Echando la vista atrás, ahora no me explico cómo podía ser que allí tuviera tantas cosas que hacer todo el tiempo y aquí tenga tan pocas. Mirar por la ventana a las mujeres que frotan la ropa y hacerles fotos, visitar al costurero para explicarle como me gustaría que me hiciera mi próximo vestido o pasarme a ver a Mariama y a sus hijos para sentarme a charlar con ellos en su pequeño puesto de frutas, forman parte de las cosas que elijo hacer cada semana.

Sin duda, mi percepción del tiempo ha cambiado desde que llegué a Senegal. Me encanta tomarme todo el  tiempo del mundo para preguntar aún con la mano apretada de la persona a la que saludo, comment ça va? y que ese sea el inicio de una larga conversación sobre cosas triviales que terminaran con un “¡Incha allah!

Mi respuesta al estrés también está cambiando. Ahora cuando lo siento simplemente salgo a dar una vuelta por este pueblo que es mi barrio, y entonces escucho mi voz interior diciendo “¿ves como todo está bien y tranquilo?”  y cojo el ritmo de los pies de la primera persona que veo, mientras mi cabeza graba la imagen de esos cientos de personas que sentados a las  puertas de sus casas, esperan en compañía de un té a que acabe el día como si no hubiera otra cosa que hacer que no hacer absolutamente nada más que ESTAR allí.

La hora del té
Playa de Yoff
Esperando la Tabaski

3 comentarios:

  1. Chica, qué paz con sólo leerte, igualico, igualico, que aquí :(
    Disfruta mucho de esa experiencia multisensorial. Ya me contarás más tranquilamente lo de su mano en tu espalda ;)
    Un besote.

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  2. Hola Mar!! Precioso blog, escucha, estaría interesada en hacerte una entrevista para una web de viajes, podrías enviarme un e-mail a s.deustacchio@gmail.com si estás interesada? Gracias... :)

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  3. Creo que todos (al menos los que vivimos por este lado del mundo) necesitamos tomar nota de esa forma de vivir sin prisas.
    Un beso!

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