El amarillo y el violeta, detalles
africanos estampados, el verde de la palmera y hormigas cruzando la
pantalla del ordenador, fugazmente tú, mi mano girando el grifo, cuatro
cerraduras, dos vuelta de llave, la sonrisa de esa niña. Eso es todo lo que
ahora puedo ver cuando cierro mis ojos.
El bamboleo de las olas del
mar, lo
baches de la carretera sin asfaltar, su mano en mi espalda dirigiendo mis
pasos, el ritmo, mis pies abriéndose camino entre la arena, la humedad en todas
sus formas, la falta de agua en mi cuerpo. Eso es todo lo que siento ahora
cuando cierro mis ojos.
Mi sudor y el de los otros, el
incienso que sube hasta mi ventana, las ruedas quemadas, el
perfume del insecticida, el café de la mañana y el té de la tarde. Eso es todo
lo que puedo oler ahora cuando cierro mis ojos.
El canto del gallo, el
ventilador encendido, los rezos de la una, el sabar de la radio, un
idioma que no conozco, “Incha allah!. Eso
es todo lo que puedo oír ahora cuando cierro mis ojos.
El
resto del tiempo es para recordar el pasado y adivinar el futuro. Siento como si me hubieran regalado al entrar
en este continente tres horas más cada día. Durante el primer mes cada vez que
miraba el reloj pensaba, “¿todavía son…?
¡No puede ser! He hecho y pensado tantas cosas hoy…” Y es que el tiempo
es algo totalmente distinto a lo que hemos aprendido cuando dejamos de estar
pendiente de él y de todas aquellas cosas que nos lo recuerdan. Esta cadencia en el devenir del tiempo se
manifiesta en la manera de vivir de los senegaleses y yo lo sentí nada más salir
del aeropuerto, pues ya desde el primer momento intuí la quietud y pasibilidad que
caracterizan este lugar. Me habían dicho que Dakar era una capital dificil y egoísta,
que nada tenía que ver con el resto de Senegal. Nada más lejos de la realidad
según mi experiencia. Un paseo por cualquiera de sus barrios, a excepción
quizás del bullicioso centro, para comprobar que la gente aquí avanza con paso
tranquilo. “María, andas muy rápido”
me dijo Marie la primera vez que caminamos juntas. “Perdona, es que tengo el chip europeo todavía Marie, en España
casi siempre vamos con prisa, siempre tenemos ganas de acabar “esto” para
empezar con lo “otro”, porque el problema es que no tenemos tiempo para todo lo
que hemos proyectado hacer ese día, te acuestas cada noche sintiendo que has
dejado cosas por hacer”
Echando
la vista atrás, ahora no me explico cómo podía ser que allí tuviera tantas
cosas que hacer todo el tiempo y aquí tenga tan pocas. Mirar por la ventana
a las mujeres que frotan la ropa y hacerles fotos, visitar al costurero para
explicarle como me gustaría que me hiciera mi próximo vestido o pasarme a ver a
Mariama y a sus hijos para sentarme a charlar con ellos en su pequeño puesto
de frutas, forman parte de las cosas que elijo hacer cada semana.
Sin duda,
mi percepción del tiempo ha cambiado desde que llegué a Senegal. Me encanta tomarme
todo el tiempo del mundo para preguntar
aún con la mano apretada de la persona a la que saludo, comment ça va? y que ese sea el inicio de una larga conversación
sobre cosas triviales que terminaran con un “¡Incha
allah!”
Mi
respuesta al estrés también está cambiando. Ahora cuando lo siento simplemente salgo
a dar una vuelta por este pueblo que es mi barrio, y entonces escucho mi voz
interior diciendo “¿ves como todo está bien y tranquilo?” y cojo el ritmo de los pies de la primera
persona que veo, mientras mi cabeza graba la imagen de esos cientos de personas
que sentados a las puertas de sus casas,
esperan en compañía de un té a que acabe el día como si no hubiera otra cosa que
hacer que no hacer absolutamente nada más que ESTAR allí.
La hora del té |
Playa de Yoff |
Esperando la Tabaski |
Chica, qué paz con sólo leerte, igualico, igualico, que aquí :(
ResponderEliminarDisfruta mucho de esa experiencia multisensorial. Ya me contarás más tranquilamente lo de su mano en tu espalda ;)
Un besote.
Hola Mar!! Precioso blog, escucha, estaría interesada en hacerte una entrevista para una web de viajes, podrías enviarme un e-mail a s.deustacchio@gmail.com si estás interesada? Gracias... :)
ResponderEliminarCreo que todos (al menos los que vivimos por este lado del mundo) necesitamos tomar nota de esa forma de vivir sin prisas.
ResponderEliminarUn beso!