miércoles, 28 de agosto de 2013

La primera impresión no es la que cuenta

Me va a ser difícil recoger aquí la intensidad de este primer día en Dakar, sólo llevo unas horas, apenas he recorrido tres manzanas más allá del sitio en el que de momento me alojo,  y sin embargo ya me siento impregnada de tantas sensaciones como para escribir un libro, impregnada de olores, colores, miradas y sonrisas. No conozco nada aún, y sin embargo ya me siento embriagada de esta realidad tan alejada de aquella de la que provengo... Mientras escucho los cantos provenientes de la mezquita que parecen no acabar nunca, de las bocinas de los coches y de las ovejas y cabras que no dejan de balar os escribo estas palabras. Se está poniendo el sol, aquí hay dos horas de diferencia, bajan los índices de cortisol. Empieza la mea saudade.

Nunca se me olvidará la  impresión, que me causaron Bruselas y Lima, cuando las pisé por primer vez. La primera fría y lluviosa, me sentí aislada por una lengua de la que no sabía ni una sola palabra y simplemente pensé: “no podré estar aquí un año”. Lima, fue otra cosa, me causó temor, la sentí peligrosa, la pobreza de los niños vendiendo entre los coches en el barrio del Callao me asustó, las miradas de la gente se me antojaron hostiles, el ruido de las bocinas y la temeraria manera de conducir de los conductores me hicieron pensar ¿Dios mío, adónde he venido a parar?

Y qué pensé ayer, cuando al salir del aeropuerto a la una de la mañana, me vi montada en un coche con un extraño que me hablaba de sus cuatro mujeres y sus cinco hijos. Pierre me dio mi primera clase maestra sobre la cultura senegalesa, “yo trabajo, y mis mujeres cuidan a los niños, y cuando sea anciano mis hijos cuidarán de mí, ellos me darán la comida y todo lo que haga me falta. Así es nuestra cultura” “pero, para alimentar a tanta familia necesitas ganar mucho” “noooo, en Senegal hacemos la comida en una cacerola para toda la familia y de ahí cogemos todos” “y no hay problemas de celos, entre las mujeres?” “bueno…a veces sí, pero hay algunas que se entienden muy bien entre ellas, depende, mi padre tuvo veinticinco hijos con cuatro mujeres y se llevaban muy bien todas. Ningún problema".

Apenas vi nada anoche cuando llegué, era tarde y tenía demasiado sueño como para tratar de adivinar qué había detrás de las ventanas del taxi. Pero sentía paz cuando salí del aeropuerto Quizás porque era tarde no me expuse a ese caos que dicen que es el aeropuerto. Sí, vi algunos hombres tratando de que montara en sus taxis de que les cambiara dinero, me llamaban, pero no percibí hostilidad más allá de esa insistencia. La gente de Dakar me pareció muy tranquila anoche y me lo han seguido pareciendo esta mañana, cuando me he puesto a caminar por las sucias y polvorientas calles de alejado barrio dónde me encuentro alojada. Basura por doquier, niños descalzos, juguetones, que te saludan y muchos, muchos grupos de hombres que no parecen hacer otra cosa que ver pasar la vida alrededor de ellos. Todo lo contrario que las mujeres ocupándose de decenas de puestos, ¡que digo puestos! simples mesas con piezas de fruta y verduras rodeadas de mosquitos. Creo que no me haría falta salir de este barrio para entender una gran parte de lo que es Dakar. Cuanta gente, coches y lenguas he escuchado, han sido tantas las veces que no me he podido entender, muchas personas no hablan francés si no serer, wolof o peul o cualquier otro dialecto incomprensible para mí, mi amigo de la pequeña butique de enfrente del albergue me ha dicho que tengo que aprender peul, que es la segunda lengua más hablada, y diez minutos antes otro vendedor me había dicho que si me quedo en Dakar debo aprender wolof, a mi me parece que con que me vayan entendiendo en francés es suficiente. La humedad, me ha llegado a desesperar por momentos, me temo que tendré que hacer del pañuelo de tela que antes usara para la cabeza, mi más fiel amigo contra el sudor  que no ha parado de caer a gotas por todo mi cuerpo de mañana a la noche. No pude dormir y me han picado varios mosquitos.

Paseando por las calles intento no caer en ese gusto por la decadencia del turista europeo.  Lo pintoresco no puede teñir la realidad. Los vestidos de las mujeres son muy bonitos, pero las horas que tienen que pasar sentadas en la calle sosteniendo las mesas sobre las que reposa la fruta que venden no lo son, ni la basura en la calle, ni las cabras al lado de la carretera, ni las puertas de los taxis que no se cierran. No me voy a dejar engañar, estoy feliz de conocer este lugar, y si mañana mismo tuviera que volver a España seguiría estando contenta de haber pisado el África subsahariana al menos durante un rato. Lo visto me ha impresionado, pero sé porque ya lo he vivido, que la primera impresión, nunca es la que cuenta.

sábado, 24 de agosto de 2013

Por qué Senegal Ahora II

Hace unas semanas que hablé por primera vez con el director del colegio en el que trabajaré en Dakar. Estaba nerviosa porque después de un año sin hablar francés, temía que no nos entendiéramos. Además a mis problemas con el francés, había que sumarle los habituales cortes del SKYPE y la inexistencia de la comunicación no verbal, pues ninguno de los dos podía ver al otro. Cuarenta minutos duró nuestra conversación en la que él me planteó diversas preguntas sobre mi curriculum y mis motivaciones. Una entrevista de trabajo en toda regla, de esas que no me hacían desde que dos años atrás, consiguiera mi beca para ir a Perú.

"¿Por qué quieres venir a África?"
 (¿Qué loco no querría conocer África?)  
Bueno, trabajo muy de cerca y desde hace tiempo con africanos y desde que lo hago, he sentido el deseo de conocer los países del  África subsahariana, es algo personal, quiero conocer al historia desde el otro lado y me gustaría que durara un poco más que un viaje de turismo.
“¿Conoces a alguien en Dakar?
“no”
“¿Has estado en África alguna vez?”
“No"
“¿Cómo crees que será tu adaptación?”
(Y yo que se buen hombre, yo que sé cómo reaccionará mi cabeza y mi corazón)
Creo que todo irá bien, es el tercer país en el que vivo.
"¿Tienes idea de juntarte sólo con expatriados? porque es muy normal y ya nos ha pasado en el colegio que los expatriados se relacionen casi todo el tiempo con gente de su país"
Bueno... entablar relación con senegaleses en mi caso va a ser inevitable desde el principio porque voy a  trabajar en un colegio dónde la mayoría sois de allí y los niños y sus familias también lo son. Y le diré que todos mis amigos en Perú eran peruanos, a pesar de que trabajé con españoles. No voy a un país tan diferente al mío, para relacionarme solo con europeos, no tiene sentido...
“Si te contratamos, nos gustaría que te quedaras todo el año porque e sun trastorno para los niños cambiar de profesor a mitad de curso, comprenderás…”
Lo entiendo…me gustaría quedarme todo el año (Pero como se lo podría asegurar, ¿cuenta algo la intención de hoy en los imprevisibles acontecimientos de mañana?)  
a menos que me ponga enferma o tenga algún problema mayor…
"¿Viene tu marido contigo?"
No de momento, y no estoy casada, pero como si lo estuviera...
"(Bromeando)¿Y no es celoso? porque aquí es probable que tengas algún pretendiente"
(Me reí, logicamente)  bueno, no voy a África a buscar marido, voy a conocer el país y su cultura y a trabajar en su colegio.... 

* Senegal es un país  musulman dónde la poligamia es legal. Es un país democrático que vive en paz desde su independencia. Tiene una alta tasa de desempleo y el sueño de muchos jóvenes senegaleses es emigrar a Europa. De la manera que sea.Al revés de mi sueño: dejar atrás por un tiempo la decadente Europa y saltar a África.

Milagrosamente nos entendimos, a pesar del martilleo que se escuchaba en algún lugar cercano a su casa y a las interrupciones de skype, aunque también acabé excusándome por mi mal francés. Entonces, pensé en la gran motivación que era para mí volver a hablar esta lengua, que me había abierto tantas puertas desde que la aprendiera.





domingo, 18 de agosto de 2013

Por qué Senegal Ahora I

En Semana Santa ya había decidido que mi próximo destino sería Senegal, y la sensación de que iría allí era tan fuerte que comencé a escribir sobre ello como si la oportunidad ya hubiera llegado. Sumida en el silencio de mi casa dans mon petit villaje, escribí mi primer post en este blog, cuatro meses antes de saber que la idea de vivir en Senegal se materializaría de esta manera. Alguna parte de mí que todavía no conozco, debió adivinarlo y otra mucho más familiar lo escribió así:

“Habiéndome dejado abandonar por la última opción verosímil en perspectiva, decidí apartar el último atisbo de coherencia y buscar aquello que resultara lo opuesto a lo evidente. El camino por el que quería regresar a Perú se había truncado y en vez de buscar otros que me llevaran en la misma dirección, simplemente di una vuelta y cambié de destino. Si me preguntaran porqué me fui de España esta vez, nunca diría que para encontrar un trabajo mejor, ni tan siquiera un trabajo para poder vivir como querría. Esta vez me fui por una cuestión de supervivencia emocional, pero por encima de todo, me marché porque podía hacerlo. No tuve que luchar por encontrar las condiciones porque las condiciones ya estaban ahí, estaba mi intención  acompañando a mi deseo, tenía el dinero para comprar el billete y alguien me dijo: “ven” Así que de la noche a la mañana toda esa historia de emigrar a África me pareció tan real como lo fue una vez aquella de marcharme a Perú.
Esperaba más resistencia por parte de mi ya de por sí sensible sistema nervioso, pero las semanas anteriores a mi partida, ningún miedo lo alteró tanto como para dudar de la aventura que emprendía. Entonces, compré guías y revistas sobre Senegal como ya hiciera con mis viajes a Perú y a Bélgica y empecé a adaptarme a Dakar, a interiorizar sus costumbres y la que iba a ser mi forma de vida a través de videos, fotos y todas esas cosas que te permiten vivir en un país  mucho antes de haber llegado a él.
Me pregunto cómo será arribar a un país del que no sabes nada previamente, que impresiones causará en tu mente y a que partes de tu cuerpo afectarán…”

Aquí interrumpí mi escrito, no recuerdo bien por qué, supongo que me cansé. Pero esas  pocas palabras tiene mucho sentido porque poco después ocurrió todo tal y como lo había imaginado. Como si alguna parte de mí lo hubiera adivinado...





lunes, 12 de agosto de 2013

Àfrica me llama

Este blog comenzó en realidad hace cinco años, pues puedo recordar que fue hace cinco años cuando nació mi deseo de ir a África. No recuerdo el momento exacto en el cual me empezó a parecer tan normal ir a vivir a Malí como hacerlo en París. Simplemente esa idea se metió en mi cabeza hasta que empecé  a dar por hecho que acabaría ocurriendo.
Creo que la gente que me conoce no se sorprenderá en absoluto de esto que digo. Hace 4 años (¿ya?)solicité una beca de Gestión Cultural para trabajar en Senegal y no tuve suerte. Al siguiente año la volví a pedir para ir a MALI  y me la concedieron pero para ir a LIMA. Los destinos africanos habían sido eliminados del programa ese año por considerarse peligrosos en esos momentos,  así que elegí Perú, y Perú se convirtió en una de las mejores decisiones de mi vida. 

Pero África me esperaba.

Si afino la memoria, creo  recordar que mi decisión de venir a este continente, y mi conciencia sobre la dimensión del mismo nació en Bélgica, concretamente en el Museo Africano de Bruselas. En él, se muestran algunas colecciones de arte africano, que se mezclan con animales disecados y lo que sin duda quedó para siempre en mi memoria: la historia por parte de Bélgica de la salvaje colonización del Congo Belga.

No sé..., a veces las cosas que te marcan a fuego y moldean tus decisiones son las más nimias y absurdas de tu historia vital.  Unos meses después de esa primera visita, regresé a hacer una actividad con los niños de la asociación en la que trabajaba. Esta actividad  consistía en visitar un pueblo africano que había sido muy bien recreado en una gran sala del museo. En este simulacro no faltaba una mujer negra que te iba explicando como transcurría la vida en ese lugar. Había tiendas, casas y hasta una escuela. El suelo era de arena y había todo tipo de útiles y comida típica de un pueblito del África subsahariana. Podía haberse quedado en una simple anécdota pero mientras estaba allí una especie de fascinación infantil se apoderó de mí. Y os puedo asegurar que en varios momentos fui consciente de que estaba yo más emocionada con la actividad que los propios niños. Fue en ese momento empecé a fantasear con la idea de ir a la Republica Democrática del Congo. Busqué información hasta descubrir que era uno de los lugares más peligrosos de África y todavía recuerdo la cara que puso mi padre cuando se lo comenté de pasada. Pero a mí llena de miedos desde pequeña me siguió pareciendo que vivir en África no era una opción más, si no parte de mi camino, al que estoy a punto de llegar...
Museo Africano en Bruselas

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