jueves, 12 de septiembre de 2013

Es época de lluvias en Senegal

Nunca la lluvia me gustó tanto como aquí. Tanto es así, que a veces me da un poco de pena que esta estación esté a punto de acabar…

La lluvia te da oxigeno en Senegal, trae viento y frescor. Después de la tormenta apetece salir, a pesar de los mares de barro que te ves obligado a sortear en tu paseo.
Sé que algunos no lo soportaríais pero a mí no me molesta. Nunca me importó mancharme gracias a lo cual, ahora puedo sentarme sobre la tierra de las calles de Dakar sin asfaltar a compartir un té con cualquier senegalés o correr detrás del autobús salpicándome las pantorrillas en cada charco que intento saltar.

Siempre  salgo a la calle hacer lo que debo, sea cual sea la intensidad de la lluvia, pues aquí las tormentas suelen durar más que tu paciencia, para esperar a que acaben.

A veces es tal la cantidad de agua acumulada en las calles, que simplemente te ves obligado a meter los pies hasta el tobillo en ellas para llegar ¡o salir! de algún lugar. Entiendo que esta experiencia de saltar charcos sucios no es para todo el mundo, pero a mí me parece entretenido, y  no digamos ya estar muriendo de calor, que el cielo se cubra y te regale una ducha. Yo veo a los senegaleses correr como locos después de los primeros truenos, mientras yo continuo andando con la misma parsimonia hacía mi destino dejándome mojar por las primeras  gotas.

Aunque chapotear en las calles de Dakar, no está exento de riesgos. Una compañera francesa me contó que la última vez que vino a Senegal, una picadura de mosquito aparentemente inofensiva que tenía en el pie, se le infectó por caminar en chanclas por las calles barrosas. No voy a entrar en detalles, pero creo que no fue una experiencia agradable. Así que ahora cada vez que me mojo los pies y tobillos en las calles, lo primero que hago nada más llegar a casa es desinfectarme las picaduras y cualquier otra herida que pueda tener... ah oui, Il faut absolument…

Y paseando por la ciudad mojada, me pregunto una y otra vez, como pueden mantener las senegalesas sus vestidos tan radiantes y limpios entre tanta suciedad.


Mercado de Ouakam




Barrio Sacre Coeur en septiembre
Resultado de la mezcla de lluvias y suciedad

                                                            Esta historia empieza aquí

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