A las tres semanas
de estar aquí ya podría decir
muchas cosas buenas de este
lugar del mundo en el que me encuentro, y de los sentimientos de amor que se
empiezan a despertar en mí por sus gentes, sus olores, su comida, su cadencia,
su color... tantos detalles que hacen que te enamores peu à peu, tu sais?
Pero en otras
ocasiones, podría, , gritar “¡maldito
país subdesarrollado de mierda!” sin querer dirigirme ni culpabilizar
a nadie en concreto con esta exclamación, pero dejando aflorar esa
superioridad moral intrínseca del europeo que decide
visitar un país "en vías de desarrollo".
He tenido
tentaciones de hacer una apología aquí sobre el inútil gasto de agua que
hacemos en Europa, he estado cerca de culpabilizarme por los litros de agua
tirada en cada una de mis duchas de los últimos treinta años. Pero todo esto ya
lo sabemos porque, ¿os acordáis?, cada cierto tiempo venían al
colegio unos señores a hacer actividades “guays” que nos sacaban de la
rutina de la clase para explicarnos, reparto de libros y material incluidos,
que el agua era algo muy importante y no podíamos malgastarla. Al final nos
daban una lista de cosas que podíamos hacer para ahorrar en nuestra vida diaria, una lista que nunca por
supuesto, llevamos a la práctica. Bien, desde aquí quiero dar las gracias a los
ayuntamientos por su esfuerzo y dinero gastado, pero también puntualizar y
perdón por la ironía, que no es necesario que lo sigan tirando en estas
campañas inútiles. Los seres humanos sólo comprendemos lo que significa el agua en
nuestra vida cuando no la tenemos. Sólo cuando abres varias veces al día el
grifo y no sale nada de él durante una semana, sólo entonces entiendes lo que
ha significado tener agua cada día de tu vida así tan fácil, sin hacer nada
siquiera para merecerla y con todo el derecho del mundo para malgastarla. Sólo
cuando subes corriendo a la terraza con cuatro barreños para llenarlos de lluvia
sólo cuando tienes que pagar para poder tener la suficiente para ducharte, sólo
cuando la sed se convierte en una sensación cotidiana de tu día a día, sólo
entonces entiendes…
… que somos poco
más que agua y sin ella, nada.
Madre, madre, madre... soy más cobarde de lo que pensaba y tú mucho más valiente. No sé si yo podría soportarlo. Como bien dices, nunca valoramos lo que tenemos hasta que lo perdemos...
ResponderEliminarMuchos besos... de agua.
Así es María ¿te acuerdas cuando enicma de la mesa de la cocina, en la que comíamos, mamá y yo pusimos una foto de una niña famélica para que tuvierais siempre presente el valor de la comida? quizá entonces tu sentimiento era el que explicas ahora, el de no tener una percepción del problema del hambre, pero no creas que aquello fue en balde, sin tu saberlo se te fue germinando la conciencia, por eso viviste con emoción tus experiencias en Perú y por eso lo haces ahora en Senegal, nunca queda en saco roto lo que se hace con un verdadero sentimiento, no hicimos mucho más, es cierto, pero mira tal vez fue sufiente. Nunca dejes de hacer algo por creer que es poco siempre será mejor que no hacer nada.
ResponderEliminarHola! Hace algún tiempo que sigo tu blog y me gusta mucho leer lo que escribes. Tengo pensado ir a Dakar del 1 al 10 de Noviembre para documentarme en relación al proyecto final de carrera, el cual trata de la energía solar en Senegal. Me gustaría que te pusieras en contacto conmigo al siguiente correo: meury_10@hotmail.com. Así puedes indicarme si tú tendrías algún contacto y también me gustaría que nos viéramos en caso que pudiera cumplir mi sueño de ir en esas fechas.
ResponderEliminarUn beso!