sábado, 5 de octubre de 2013

Ser homosexual en Senegal







Lunes 30 de setiembre del 2013. 

- Bueno chicos y chicas, tenemos que empezar a ponernos de acuerdo en el tema que trataremos en el proyecto que presentaremos al final de año ¿vale?, tiene que ser algo relacionado con el “Desarrollo sostenible, así que pongamos nuestras cabezas a pensar.

Son las tres de la tarde en Dakar, y en este pequeño instituto privado en el que transcurren buena parte de mis horas, intento sin mucho éxito hacer callar a un grupo de 22 preadolescentes.  Es el principio del curso y el principio de mi vida en este país del que tantas cosas desconozco. Es época de lluvia y la intensa humedad afecta nuestra concentración. He sacado a los alumnos al pasillo y los he  sentado en círculo. La clase es demasiado pequeña e incómoda y en el colegio no hay más espacios dónde poder intercambiar ideas o desarrollar actividades  con LIBERTAD suficiente de movimiento.

- ¡Profesora podemos hacer un baile como el año pasado!
- Y precisamente A. porque ya lo hicisteis el año pasado, este año haremos otra cosa.
- Profesora, podríamos hacer un partido de futbol entre ricos y talibés y grabarlo. Unos nos disfrazamos de ricos y otros de pobres.
- Es interesante el tema de los talibés  chicos, pero no sé si el director del colegio estará de acuerdo, y además el proyecto debe ser en español. Quizás podremos hacer un reportaje sobre los talibés para los españoles que no conocen este problema.
* (¡nooo mon dieu!, otra vez metida en una proyecto audiovisual, con 22 niños, y en francés…)
- Noooo, las chicas queremos hacer un baile…
- Bueno, vamos a escribir todas las propuestas y después votaremos si os parece bien. A. te toca.
- Bueno, a mi me interesa el problema de la homosexualidad.
- ¿En serio? ¿Por qué?

Me alegró y sorprendió esta inesperada respuesta de mi alumna. No podía imaginar que los niños fueran a hablar tan abiertamente de esa cuestión. Pero mi alegría duró poco, y enseguida me di cuenta de que mi cabeza no había sido lo suficientemente rápida como para entender la verdadera intención de las palabras de mi alumna.

- Porque tengo miedo de que un día el gobierno de Senegal la despenalice como en algunas partes de Estados Unidos.
- Sí, porque sabes profesora, hay muchos países que permiten las relaciones homosexuales, y eso se está convirtiendo en un problema mundial…
- Sí, es verdad. Hay países dónde los hombres se casan con los hombres y las mujeres con las mujeres.
- Claro A, de hecho en España pueden hacerlo.
-¿En serio?!Es sucio!.  

En seguida el resto de alumnos empezaron a participar, todos estaban de acuerdo con la misma idea.
- Es asqueroso y es un pecado. 

Su certeza hacía lo que decían era tal, que en ese momento me dio terror contemplar tan crudamente la imposibilidad de que algún día pudieran llegar a pensar lo contrario. Hace tiempo que trabajo con adolescentes, lo he hecho en diferentes países y siempre obtengo la misma reacción por parte de ellos frente al tema de la homosexualidad: rechazo e incomprensión. Pero aquí lo más terrible para mí,a diferencia del resto de países dónde había vivido, era que me sentía atada de pies y manos para defender  aquello en lo que yo creía, pues defenderlo, en este caso era ir contra las leyes, la moral y al religión imperante de este país. Ni una voz a favor cerca.


- Sí!, es muy grave, y podemos hablar de eso en el proyecto, hacer un reportaje preguntando a la gente que piensan sobre la homosexualidad. 
 - ¿y chicos, qué creéis que va a responder la mayoría?
-¡Qué está mal!
- Entonces si esa es la opinión mayoritaria… ¿para qué hacerlo, si ya conocemos la respuesta?
- Aquí está prohibido, vas a la cárcel.
- A los homosexuales habría que matarlos.
- No digas eso, S. aunque no estés de acuerdo, es terrible. Nadie debería matar a nadie por sus ideas.
Pero no lo entendían. Y omito muchas cosas de las que escuché ese día pues mis alumnos estaban convencidos de que en África no había homosexuales, y que eso era algo que venía de Europa y América.

    Corté la conversación con los dientes apretados, para no meterme en un pantano del que no hubiera podido salir. A mis alumnos, afortunadamente no se les ocurrió preguntarme cual era mi opinión sobre la homosexualidad. No hubiera podido mentirles. Y mi respuesta habría supuesto todo un escándalo en su estrecho mundo. Convencerles no, pero me preguntaba si estas personitas podrían llegar algún día a respetar la homosexualidad aún sin entenderla, si podrían dejar de desear la muerte y el castigo a las personas que amaban a otras personas del mismo sexo.

La homosexualidad es ilegal en Senegal desde 1965, siendo las penas de cárcel entre 1 y 5 años. La mayoría de los países africanos imponen penas a los homosexuales que muestras abiertamente su inclinación, en cuatro de ellos se aplica la pena de muerte, y hay más de una decena de países dónde no hay leyes restrictivas pero socialmente no es aceptada. Sólo son 14 países en el mundo dónde los homosexuales se pueden casar, entre ellos España. 


Fue difícil, pues hubiera querido decirles a mis alumnos, que yo salí a festejar la legalización del matrimonio homosexual en 2005 en mi país. Decirles que siempre he tenido amigos homosexuales, decirles que no es sucio ni una enfermedad. Decirles que en África hay tantos homosexuales como en el resto de continentes, pero que se ven obligados a esconderse y a ocultar su orientación sexual porque les persiguen. Ganas de decirles que ellos conocen y han conocido homosexuales, que algunos de sus familiares lo son, que algunos de ellos lo serán, que es una característica más de la naturaleza humana , que siempre ha existido, que siempre existirá y que no es importante. Pero sabía que de nada servirían mis palabras más que para crear un conflicto en sus ya bien moldeadas mentes. Y al fin y al cabo ellos a sus trece años simplemente estaban repitiendo lo que tantas veces habían escuchado en su entorno, no conocían más que eso y en eso creían. Por otra parte, de qué  serviría juzgarles tan severamente, ¿no era yo misma víctima también de otras tantas creencias y certezas inventadas por la cultura en la que había crecido?  

No, mis queridos alumnos no tienen la culpa, pero como sentí en lo más profundo de mi alma,  el sufrimiento que algunos de ellos vivirían cuando crecieran y comprobaran que las reglas bajo las que han sido educados, no se correspondían en absoluto con el orden natural de las cosas, ni con su manera de sentirlas. Y cuando les escuchaba hablar en su inocencia, una enorme empatía se apoderó de mí, empatía hacía todos los homosexuales que en ese preciso momento estaban siendo obligados a esconder sus sentimientos, en tantos lugares del mundo…

*Hace dos mese el presidente Barak Obama visitó Senegal y en su conversación con el presidente del gobierno Macky Sall, elegido en 2012, le preguntó si tenía la intención de despenalizar la homosexualidad (una pregunta por otra parte poco pertinente por parte de alguien que dirige un país en el que la mitad de los estados persiguen y castigan a los homosexuales) la contestación del presidente de la República de Senegal no pudo ser más incoherente: “En Senegal respetamos a todo el mundo, también a los homosexuales,   pero Senegal no está preparado para despenalizar la homosexualidad" escuchando los comentarios de mis alumnos es difícil de creer.


Durante los siguientes siete meses tuve muchas más conversaciones con compañeros, amigos y alumnos sobre la homosexualidad en Senegal. Lo más duro era oír decir con convencimiento a mis alumnos de 17 años que nunca aceptarían tener un amigo homosexual, y que según su religión, ni siquiera podrían dirigirles la palabra. Los chicos que no opinaban callaban, y sólo la mitad afirmaron que aunque  no lo entendían no tenían nada en contra con los homosexuales, ni creían que éstos debieran ser castigados por serlo, casi todas las que pensaban así, eran chicas. Todos, adultos y jóvenes, los más duros y los más respetuosos creían que en África no había homosexuales y afirmaban que aquello no era "normal". Ningún musulmán podía aceptar la homosexualidad ni el matrimonio entre homosexuales porque la religión lo prohibía y condenaba. Medía mis palabras, no podía ir al otro extremo así que lo único que intentaba hacer era que entendieran que no estar de acuerdo con algo, no significaba condenarlo  con violencia. Que no podían castigar con dolor, un sentimiento que aunque incomprensible para ellos no hacía mal a nadie.

***
En mayo del 2014 se cerraron varias exposiciones de la Bienal de Arte de Dakar de temática homosexual después de que el gobierna sufriera una enorme presión a través de amenazas de asociaciones islámicas.




CUANDO EL ARTE TROPIEZA CON LA HOMFOBIA...

4 comentarios:

  1. MI querida María a veces es muy difícil ir contracorriente sin correr peligro de zozobrar y ahogarse, recuerda aquello de que "la vida está bien pero el mundo está mal" muy mal, está enfermito.

    Cuídate. Un abrazo muy fuerte

    ResponderEliminar
  2. Sí, yo personalmente -como homosexual interesada en mis derechos- conocía por desgracia el problema (o drama mejor dicho) del continente africano... Además fíjate que solo hablan de homosexualidad... la bisexualidad, la transexualidad o el poliamor ni si quiera se contemplan. Digamos que la homosexualidad es dentro de lo raro, lo menos raro para ellos. Todos los demás directamente a la hoguera...Yo tengo esperanza que esto algún día cambie, al igual que las sociedades están comenzando a evolucionar del patriarcado machista a un sistema más igualitario.

    Yo tengo fe, pero la fe comienza en la educación y en países subdesarrollados esto muchas veces no es ni una opción.

    En fin que me puedo poner a divagar y estar horas. La clave en todo caso es eso: educación. Hasta mi madre, una mujer de las de antes con mentalidad católica, pudo conciliarse con la homosexualidad cuando le dí unas simples nociones de historia...

    Gracias por tu blog María. Un besazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Yo también he tenido siempre la esperanza de que esta realidad pueda cambiar, pero francamente viendo la manera de pensar de tantas personas aquí y sus ferreas creencias, dudo que ocurra a largo plazo, si al menos pudieramos conseguir que aún no estando de acuerdo con algo nos respetaramos, no puedo cambiar el hecho de que alguien me diga que no entiende o no le parece bien la homosexualidad, pero el empleo de palabras como: "asqueroso, enfermedad, sucio" para describirlo me duele en el corazón, y ponen de manifiesto una gran violencia por parte de quien las dice o las cree.

      Eliminar
  3. Eso es, respeto. La educación ha de ser en valores y respeto por la diferencia. Si existiera respeto, la gente empezaría a abrirse y a confesar sus sentimientos y entonces cada una de esas personas tendría un primo, un hermano, un vecino o un conocido homosexual... y esto acaba tarde o temprano llevando a la normalización.
    Seguramente sea demasiado positiva y seguramente esto tarde siglos en ocurrir, pero necesito ser optimista!!

    En países subdesarrollados con poco acceso a la educación esto es una ardua tarea, ya que suelen estar anclados en tradiciones y valores muy arraigados dificiles de cambiar. Asi que sí, seguramente sea a muy largo plazo...

    ResponderEliminar